¿Sostenibilidad o Sustentabilidad?
La importancia de
clarificar los conceptos
¿Tiene sentido distinguir, como algunos han pretendido, entre sustentabilidad y sostenibilidad? En nuestra opinión no ha lugar a dudas: se trata de dos expresiones que se utilizan y pueden seguir siendo utilizadas como sinónimos. Baste señalar que el mismo texto inglés “sustainable development” es traducido en España y algunos otros países castellano parlantes como “desarrollo sostenible”, mientras que en México y otros muchos países latinoamericanos se traduce como “desarrollo sustentable”. Podemos recordar también que en italiano, por ejemplo, se ha traducido como “sviluppo sostenibile” o que en lengua portuguesa se utiliza “desenvolvimento sustentável”. Se puede rastrear el origen de ambas expresiones y discutir cuál nos parece más adecuada, pero lo esencial es reconocer que se utilizan con el mismo significado.
Esto no debiera preocuparnos ni extrañarnos: los “reportes de
sustentabilidad” de las empresas mexicanas, por ejemplo, significan lo mismo
que las “memorias de sostenibilidad” de las empresas españolas. Es algo que
ocurre con muchas otras palabras: caminar por la vereda de una calle de Buenos
Aires o por la acera de una calle de Sevilla no nos lleva a elucubrar acerca
del distinto significado de “vereda” y “acera” en este contexto urbano. Y es
algo que ocurre en cualquier lengua: ¿acaso los angloparlantes no hablan
indistintamente de liberty y de freedom?
Hemos de ser muy cuidadosos en el manejo de los conceptos y no
contentarnos con semejanzas (o diferencias) puramente formales de expresiones
utilizadas sin profundizar, como simples eslóganes. No basta, por ejemplo,
decir “desarrollo sustentable” (o “sostenible”) para saber qué estamos
proponiendo o criticando. Ni siquiera basta con dar la conocida definición de
la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD): “es el desarrollo que satisface las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades".
Esto sigue siendo ambiguo y permite que algunos confundan “desarrollo” con
“crecimiento” y utilicen la expresión “desarrollo sostenible” (o sustentable)
en apoyo de sus políticas de “crecimiento sostenido”, algo absolutamente
insostenible en un planeta finito. Y la misma confusión conduce a otros a
rechazar la expresión como “una nueva mistificación del Norte para poder
continuar sus prácticas de crecimiento depredador e insolidario”.
Es preciso dejar claro que el nuevo concepto parte de la
posibilidad de que haya desarrollo, mejora cualitativa o despliegue de
potencialidades, sin crecimiento, es decir,
sin extracción de materiales a un ritmo superior al de su regeneración (cuando
son renovables) ni producción de residuos a un ritmo superior al de su posible
digestión por los ecosistemas. Dicho con otras palabras, si bien el crecimiento no puede continuar indefinidamente en
un mundo finito, sí es posible el desarrollo. Posible y
necesario, porque las actuales formas de vida no pueden continuar, deben
experimentar cambios cualitativos profundos, tanto para aquellos (la mayoría)
que viven en la precariedad como para el 20% que vive más o menos
confortablemente. Y esos cambios cualitativos suponen un desarrollo, no un
crecimiento global, aunque sí
crecimientos locales, acompañados de decrecimientos en otros lugares, para
hacer frente a desequilibrios inaceptables e insostenibles.
Precisamente, otra de las críticas que suele hacerse a la
definición de la CMMAD es que, si bien se preocupa por las generaciones
futuras, no dice nada acerca de las tremendas diferencias que se dan en la
actualidad entre quienes viven en un mundo de opulencia y quienes lo hacen en
la mayor de las miserias. Sin embargo, en la misma página en que se da dicha
definición podemos leer: “Aun el restringido concepto de sostenibilidad física
implica la preocupación por la igualdad social entre las generaciones,
preocupación que debe lógicamente extenderse a la igualdad dentro de cada generación”. E inmediatamente
se agrega: “El desarrollo sostenible requiere la satisfacción de las
necesidades básicas de todos y extiende a todos la oportunidad de
satisfacer sus aspiraciones a una vida mejor”.
Nada justifica, pues, que se califique el concepto de desarrollo
sostenible (o sustentable) como una nueva mistificación del Norte para
continuar de manera suicida sus prácticas de crecimiento insostenible e
insolidario (aunque en la mente de algunos empresarios y políticos anide esta
significación). Muy al contrario, el concepto de sustentabilidad (o
sostenibilidad) es un concepto absolutamente nuevo, que supone haber
comprendido que el mundo no es tan ancho e ilimitado como habíamos creído y que
exige tomar en consideración la totalidad de problemas interconectados a los que la humanidad ha de hacer
frente.
Hoy sabemos que es necesario, urgente y posible, hacer frente a la
actual situación de emergencia planetaria, favoreciendo la transición a la
sostenibilidad (o, si se prefiere, sustentabilidad). Evitemos, pues, las
lecturas superficiales y no nos dejemos arrebatar -por quienes tan solo buscan
su beneficio particular a corto plazo- los conceptos necesarios para orientar
acciones fundamentadas.
FUENTE: Educadores por la sostenibilidad. Boletín
Nº 83, 24 de octubre de 2012
http://www.oei.es/decada/boletin083.php
http://www.oei.es/decada/boletin083.php
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